Antonio Lopez

martes, 26 de julio de 2011

Lugar: Museo Thyssen. Metro Banco de España.
Precio: Normal 10Euros. Reducida 7 Euros. Parados, indignados, gratis.
Horarios: Martes a Sábado de 10h a 23h. (22h útlimo pase).




Tuve el placer de poder ir a ver la retrospectiva de Antonio López en el Museo Thyssen. En esta ocasión la galería queda repartida entre las dos alas que el museo dedica a exposiciones temporales. Aproximadamente una hora y media de recorrido que nos desvela poco a poco los secretos de este gran artista. Divididos quedan en bloques, perfectamente distribuidos, por orden a mi parecer, de importancia, interés y detalle.


Decir brevemente para contextualizaros en la siguiente crítica, que Antonio Lopez nació en 1936 en Tomelloso (Ciudad Real). Su vocación temprana le llevó a Madrid a estudiar bellas artes, y a Italia donde cayó bajo la influencia del Renacimiento. Se casó con María Moreno y con ella tuvo dos hijas, María y Carmen.


Ahora si, reorganizando los bloques temáticos que el Thyssen me planteó, aquí presento mis percepciones sobre la misma.



A caballo entre Madrid y Tomelloso














Antonio López, es sinónimo de Madrid, de amor y sentimiento por la capital española. Seguro que al menos una vez en la vida, alguien ha visto una de sus queridas Gran Vía. Solo alguien enamorado, como un romántico de la época, es capaz de memorizar cada detalle, de plasmar cada grieta y ventana como si de una fotografía se tratase. En su obra se ve dedicación y detalle, debido al amor que este artista profesa por mi querido Madrid.


Así mismo Antonio López, nacido en Tomelloso, nos deleita con esa misma pasión los entresijos de su huerto, de esos membrillos y calabazas. Un hombre que dividió su alma entre dos lugares muy dispares y a los que les dedicó su vida, para que un día como otro cualquiera, yo como otro cualquiera, pudiera entenderle o al menos disfrutar como si mis propios ojos fueran los que estuvieran observando cada detalle para empezar a pintar un lienzo en blanco.


La agonía de lo imperfecto













Fotografías, leí de él antes de acudir a la exposición: “Sus pinturas, parecen fotografías”. Yo digo… “ver para creer”. Sencillamente, aún estando allí delante es difícil de comprender como una persona es capaz de ver y proyectar en una hoja en blanco cada detalle minúsculo, con un lápiz… No es algo humano. Una capacidad divina, o excesivamente extraordinaria. Desde luego, con estas obras, he descubierto a mi superhéroe del dibujo.


En este bloque, he de exponer, su faceta de escultor. Yo, vecina del municipio de Coslada, donde se encuentra la réplica de su “busto de mujer”, me impresionó ver como hizo el original. Sus bocetos, con cada medida y cada paso, quedan expuestos en una sala como si cuadros se tratasen. Lo bonito y místico de una obra, como es poder ver la magia y el empeño que hay detrás, su historia. Y gracias a esta exposición podemos ver cómo iba a ver sido, como fue y como es la “Mujer de Coslada” (una estatua muy atrevida que para mí es preciosa, de noche y de perfil).


Al hilo de esta perfección, apuntar la impresión que sentí al ver las esculturas de sí mismo y su mujer, tan reales, que no las podía mirar a los ojos pensando que iban a pestañear… Todo un espectáculo.



Tiempo al tiempo















Obsesionado con el tiempo, diría que este es el único protagonista común de todas sus obras. Momentos, mismos lugares a diferentes horas, presencia de relojes, de cosas que perecen como la comida, de cosas que duran como las viejas reliquias… Y por encima de todo, obras inacabadas, sobre las cuales el mismo nunca ve el fin. Obras empezadas y terminadas, o no, 30 años después, y digo que no, porque Antonio López aunque "termine" y comercie con una obra, la reclamará para acabarla o perfeccionarla si así lo presiente.


Simplemente asombroso, sentir el cariño, el tiempo que le dedica a una misma obra con tal de acabarla y darle el justo trato que merezca, con la finalidad de transmitir una realidad pura.



Obsesión por lo inerte



















Curioso es ver el gusto que Antonio López siente por lo inerte, por el paso del tiempo sobre las cosas sin vida, que sin enterarse cambian, envejecen, y pasan cada vez más desapercibidas. Su obra podría definirse como una oda a estos objetos que sin alma y sin voz, cuentan historias. Quizá así, la historia de un viejo aparador sea ahora tan intensa, como la historia de un viejo cuadro de un viejo aparador. Quizá solo gracias a él como a otras personas que dedican parte de su vida estos pequeños detalles, descubramos que todo merece un cuidado y un aprecio, porque si no los valoramos, grandes oportunidades y experiencias pasarían por alto.




Claros protagonistas
















Hablo de tiempo y hablo de edificios, calles, ausencia de vida. Sin embargo, aunque esto haya acaparado tres cuartas partes de mí atención, Antonio López dedica parte de su obra a retratos y pinturas de amigos y familiares. De este bloque, yo me quedo con el descarado protagonismo que ejerce sobre unos y otros. Ni luz, ni técnica de perspectivas o planos… simplemente una cara deformada, un trazo de pintura sin intención nos dice que sobre esa persona no debes centrar tu mirada.


Se aprecia un cierto gusto sobre el retrato femenino, siempre más detallado y cuidado, porque debemos de recordar que Antonio sabe proyectar la realidad tal cual es y si no lo hace, no es sin quererlo.


Ma Bretagne

viernes, 8 de julio de 2011

Creperie Ma Bretagne - 915317774
C/ San Vicente Ferrer, 9 Metro Tribunal Madrid







De nuevo, mis petits y yo fuimos a un sitio desconocido para las tres, esta vez con motivo de mi cumpleaños.




Cerca del barrio de Malasaña nos esperaba un lugar familiar, muy francés, muy nostálgico.
"Ma Bretagne" es una pequeña crepería cuya fachada envejecida, natural, sencilla... como aquellas que a ese mismo barrio decoran, nos presneta un restaurante íntimo de luz tenue, con mesas, sillas y taburetes de madera. Para mi sorpresa, nos recibe a un nivel suave Nina Simone, y así un consecutivo repertorio de blues y soul, ambientado en los 40's, 50's...



La capacidad que el restaurante alberga, estará en unas 45 personas dividiendo el local en tres piezas, sin puertas y consecutivas. Primeramente, la barra y la cocina abierta, donde así tanto los comensales como los víandantes pueden ver como son cocinados los crépes; seguido, se encuentra la antesala para mesas de 2-3 personas (ahí estuvimos) y por último, una sala más grande para habilitarla en caso de haber algún grupo más numeroso.
El ambiente es muy tranquilo, y los colores cálidos hacen de este lugar un rincón acogedor y atrayente para quién quiera huir del caos madrileño en horas clave.



La carta ofrece variantes franceses. Entrantes a modo de "apéro", formados por tablas de quesos, patés y combinados. Para cenar, todo un surtido de crèpes salados. Mi ejemplar fue "Musaka" (carne, berenjena, cebolla y gruyere). Me lo imaginé, lo pedí y acerté. Que gran placer es ese... Mis petits se decantaron por "circulo polar" y "crèpe de salmón con bechamel". No recuerdo exactamente que tenían aparte de lo que en el segundo se describe... pero estaban también buenísimos. Todo esto acoompañado por el vino rosado de la casa, el cual se sirve en frascas de cristal.

El precio de nuestro menú particular fue unos 40 Euros (3 crepes salados + apéro de pates y quesos + 1l y 1/2 de vino rosado). Parfait. Ni siquiera pudimos acabarnos el crèpe... (bueno... yo sí, no quiero engañaros).



Para los más hambrientos existen crepes dulces a modo de postre. Pero solo para los muy valientes porque si algo describen estos crepes, es la palabra "consistencia".



En fin, mon petit france en el centro de Madrid, para sentirme más en casa que nunca...





















Foto del salón. Autor: robada de un foro :S... no me llevé la cámara...












Consejitos:
- Llamar para reservar aunque si vais temprano no tiene porque haber problema.
- Es lo más parecido a mis crepes de Paris, que jamás probé en ningún otro sitio.
- Ideal para ir a merendar uno dulce.















Mil millones de mejillones

viernes, 1 de julio de 2011

Autor: Fernando Trías de Bes.
Ilustraciones: Toni Batllori.
Nº de páginas: 240.

Cuándo me regalaron este libro por mi cumpleaños, le eché la clásica ojeada superflúa y me impresionó ver a un autor ya conocido para mí, situándose en un género tan opuesto y dominándolo con gran maestría.

Fernando Trías de Bes cuenta en su haber con cinco obras de carácter didáctico-económico, y cinco de ficción. Ésta que aquí presento forma parte del último bloque, aunque la economía no deja de ser el tema central de la obra. Sin embargo, la característica que mejor define este libro tan especial, es la risa. Una sátira llena de humor, en algunas ocasiones sencillo, en muchas otras más inteligente, que engancha al lector en las primeras líneas.

El libro, se estructura en forma de diario. Este diario lo escribe un joven parado al que llaman de una ETT para trabajar en un transatlántico. La primera sorpresa es que los pasajeros de dicho barco son los más altos cargos de la clase política actual (Obama, Zapatero, Rajoy, Chávez, Botín, De la Vega, Sarkozy...), y algún que otro deportista (Fernando Alonso), modelos… La razón de éste, la boda de Berlusconi, que finalmente no puede llevarse a cabo porque naufragan.

La originalidad de esta historia no podía quedarse solo ahí. En esta isla, pronto empezaran a hacerse grupos, burgueses y tripulación, y a marcar los primeros sobre los segundos, sus distintas ideologías. Como hilo conductor de las mismas, se dan periódicamente apariciones en una cueva de los principales economistas de la historia (Adam Smith, Keynes…) Estos, casi considerados dioses por nuestros protagonistas, darán el toque didáctico a la obra.

Es desternillante observar cómo evolucionan todos estos personajes juntos, imponiendo sus normas, y viendo cómo funcionan y dejan de hacerlo. Para darle un toque más verídico y cómico, Toni Batllori, ilustrador de La Vanguardia en su sección de política, y de la revista El Jueves, muestra con simples trazos el personaje del que se está hablando acompañando así, el día a día de nuestro joven náufrago.

Decir que por mayoría de representantes españoles, por protagonismo de la situación española y por las numerosas alusiones a hechos reales ocurridos en la política de nuestro país, es un libro dirigido principalmente a residentes en España. Dentro de este entorno, es una obra muy aconsejable para todo el mundo, objetivo de nuevo de este gran economista, que busca hacer llegar el lenguaje de unos pocos, al resto del mundo.



Anécdota:
El libro se escribió en un restaurante, entre Toni y Fernando, mientras se aconsejaban entre ellos y lo iban poco a poco estructurando. Esta buena relación entre escritor e ilustrador deja por descontado, un sello en cada página.